"la pequeña pantalla ya no existe"

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Al límite


Hace unos años, cuando Lost era la reina indiscutible de la pantalla y sus niveles de fanatismo llegaba a cotas inimaginables para una serie de televisión (todavía eramos ingenuos y no sabíamos que el asunto acabaría como acabó). Su máximo estandarte, la cabeza visible: J.J. Abrams comenzaba a hacerse un hueco cada vez más grande en el panorama audiovisual. Con Felicity y Alias como series precursoras en su particular conquista, Lost fue sin duda la cima y el empujón que necesitaba para conseguir confianza en el medio y dar rienda suelta a sus proyectos. De los que saldrían la resurrección de Misión Imposible , la enigmática y con genial marketing viral Cloverfield (me niego a llamarla Monstruoso) y la regeneración de la saga de Star Trek.



Entre todo este batiburrillo, el 9 de Septiembre de 2008, la
Fox se decidía a estrenar Fringe. Con el aval de tener como creador al hombre de moda: J.J. Abrams. Y el episodio piloto más caro de la historia (desbancando al piloto de Lost). Tenía todos los ingredientes para triunfar, incluso comenzaba con un avión en problemas!


 La serie, se autodefinía como una mezcla de Expediente X, Un viaje alucinante al fondo de la mente (me encanta esta peli), Dimensión desconocida y Dark Angel. En definitiva, ciencia ficción pura y dura. Dónde una división especial del FBI, la división Fringe, se encargará de una serie de extraños casos casi paranormales. Para ello su agente principial Olivia Dunham (Anna Torv) tendrá que pedir ayuda a un estrafalario científico, Walter Bishop (John Noble) que acabó interno en el centro psiquiátrico St. Claire (el mismo donde acaba Hurley en Lost). Y para sacarlo de allí y lidiar con su locura tendrá que contactar con su conflictivo hijo Peter Bishop (Joshua Jackson, sí, es el coleguita de Dawson crece, ya con más pelito en pecho). Los tres, liderarán la división Fringe, y se enfrentarán a extraños casos a través del conocimiento de la ciencia más avanzada y peliaguda( física cuántica, teoría de cuerdas, genética...) de Walter Bishop. Llegando a límites morales y humanos muy cuestionables. Podríamos definirlo como una especie de Einstein adorable con pasado oscuro de Doctor Frankestein, sin duda un genio pero que no está en sus plenas facultades mentales. La relación entre los tres personajes principales irá estrechándose cada vez más e irá siendo más importante para el avance de la trama.

Hasta aquí más o menos, lo que se nos presenta en la primera temporada. La cuál se presentaba a sí misma como una serie de casos autoconclusivos, donde se iban resolviendo capítulo a capítulo. Al más puro estilo CSI, pero con la particularidad de sus casos. Y de hecho esa primera impresión y objetivo que la Fox y J.J marcaban a su serie para poder ver capítulos sueltos sin problema y sin tener una trama complicada de seguir,  es lo primero que me echó para atrás y dejé de verla al cuarto capítulo... Pero amigos, craso error! Dos años después y por recomendaciones de amigos que la cosa mejoraba,  decidí darle una nueva oportunidad. Y vaya si mejora.  

Atención SPOILERS!! 

Leves, pero si queréis verla sin saber nada de las dos siguientes temporadas, mejor no seguir leyendo. Fringe mejora mucho, y lo hace porque se olvida de los capítulos autoconclusivos, o más bien los casos se empiezan a entrelazar para convertirse en el llamado Patrón y dar a luz a la verdadera trama de la serie. Tarda en asentarse durante toda la primera temporada, pero lo consigue. Y con un resultado genial, a partir del capitulo final de la primera temporada, estarás ya perdido y completamente absorvido en el mundo de Fringe. 
 Si antes mencionaba la física cuántica y la teoría de cuerdas, es porque la verdadera base de la serie se basa en las realidades paralelas. Dos universos paralelos que se empiezan a cruzar entre ellos, desencadenando terribles consecuencias para ambas realidades... Los propios casos de la primera temporada son fluctuaciones y resultado de esta situación, donde nuestros protagonistas y su pasado tendrán mucho que ver. Un pasado donde el Doctor Bishop no era tan adorable y su compañero William Bell (el mítico Spock de Star Trek) trabajaban juntos, yendo más allá de la ciencia tradicional y de la percepción de la realidad a través de la mente humana.

La serie se permitirá el lujo de ir jugando e ir combinando entre una realidad y otra, teniendo en cuenta que en cada realidad hay un versión diferente de cada persona dependiendo de sus decisiones en la vida, lo que dará un juego tremendo a lo largo de la tercera temporada para unos guionistas muy inspirados. Guionistas que se agradece mucho, tal como pasaba en Lost, que combinen detalles de la serie con nuestra realidad, haciendo coincidir fechas, páginas webs, acontecimientos sociales... y que además vayan dejando pistas y pequeñas claves escondidas a través de los episodios. Incluso hay un curioso personaje "The Observer" que siempre está por ahí al tanto de fondo, que ha aparecido en otros programas de la Fox como público en American Idol, un partido de NFL, o en las carreras de Nascar...                 Darle una oportunidad a esta serie que se la merece, única en su género, ciencia ficción de la buena y muy muy currada. Con grandes interpretaciones (acabarás amando a Walter), una trama muy bien hilada con numerosos guiños al espectador y alto nivel de enganche. Sobre todo que no os despisten los primeros capítulos... porque Fringe (y ya sin miedo a decirlo) lo parte!
                                         



Fuentes: /imdb/Fox/

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